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ORIENTACIONES PARA EL COMENTARIO CRÍTICO DEL CONTENIDO DE UN TEXTO EN LA P.A.U.


ORIENTACIONES PARA EL COMENTARIO CRÍTICO DEL CONTENIDO DE UN TEXTO EN LA P.A.U.
     En sentido estricto, no puede haber un modelo de comentario crítico del contenido de un texto. No obstante, pienso que se hace necesario ofrecer a los alumnos algunas pautas que los ayuden a tener algo que decir de cualquier texto, sea entendido bien o no, interese o no el tema, se conozcan más o menos detalles del mismo, etc. ¿Qué comentario crítico puede hacer un alumno de un poema cuyo contenido no entiende? ¿O de un texto que hable de un tema del que no tiene referencias? Es preciso “hacer trampa” y proporcionar unas pautas.
     Hay que indicar, por tanto, que los puntos que proponemos son meramente orientadores, y será el texto el que, según sus características, nos sugiera a cuál de ellos se puede y se debe prestar más atención, y qué caminos podremos seguir en el comentario. No hay que esforzarse en seguir los puntos propuestos, como si de un cliché se tratase.
     Lo primero que debemos procurar para comentar el contenido de un texto con unas mínimas garantías de éxito es comprenderlo, huyendo en lo posible de grandes audacias interpretativas, que normalmente no conllevan más que riesgo de errar. Por ello un paso previo supondría la lectura atenta, el subrayado de las ideas fundamentales, las anotaciones al margen de elementos estructurales y organizadores, o de sugerencias, connotaciones, ironías, etc.
     Si no se nos pidiera como cuestiones aparte (como es el caso de la P.A.U.), habría que determinar las ideas principales y secundarias, la estructuración del texto, o división en partes o núcleos temáticos, y la organización de esas ideas, y continuar después con un resumen del texto. Creemos que resulta muy útil dejar el resumen para después de determinar el tema y la organización de las ideas, porque determinar temas, estructura y organización ayuda a captar lo esencial del texto y a establecer qué es lo principal y qué lo accesorio o anecdótico, en consecuencia qué es lo prescindible y qué lo necesario para nuestro resumen.
     A continuación, y considerando esto como una introducción, habría que determinar a qué  texto nos enfrentamos, es decir:
·        Qué tipo de texto es, o sea, a qué lenguaje específico pertenece el texto: humanístico, científico, pe­riodístico, literario, etc., indicando en su caso también a qué género literario (novela, ensayo, teatro, poesía), o periodístico (de información, de explicación o de opinión) corresponde.
·        Qué formas de expresión o elocución aparecen y cuál de ellas predomina: descriptiva, narrativa, dialogada, expositiva, argumentativa, instructiva.
·        Qué registro lingüístico se utiliza: culto, medio, coloquial, vulgar; o si se produce una mezcla de registros.
·        Si es coherente, adecuado y si está dotado de cohesión textual.

      Todo ello justificando nuestras afirmaciones, pero sin caer (no es necesario para justificarlas) en una descripción lingüística minuciosa o exhaustiva, pues estaríamos cayendo, de hacerlo, en aquello que creemos que no es comentario de contenido, sino descripción de la forma.
      Después podríamos pasar a comentar aspectos del significado del texto, contenido en sentido estricto según mi criterio, es decir cuestiones semánticas del mismo que nos hayan resultado llamativas, por ejemplo:
·        Casos de sinonimia, polisemia y antonimia y su importancia en el significado global del texto.
·        Connotaciones con las que se cargan las palabras y sus causas.
·        Eufemismos, disfemismos,  ironías, sarcasmos, posibles manipulaciones, etc.
·        Organización semántica del texto: campos semánticos y/o campos asociativos ideológicos.
·        Influencia del contexto y la situación en estas cuestiones semánticas.

Si hemos desentrañado el entramado semántico del texto, habremos dado un paso decisivo para su comprensión. Ahora, para completar esa comprensión es necesario explicar y comentar dentro de lo posible:
·        A quién va dirigido el texto: a un público especializado, a la masa media, etc.
·        Qué relación se establece entre emisor y receptor: familiaridad, cortesía...
·        Cuál es la intención comunicativa del autor o de la voz responsable del contenido del texto (personajes, por ejemplo): criticar, mostrar adhesión, crear belleza, expresar sentimientos, sembrar dudas, satirizar, entretener, etc.
·        Cuál es la postura del autor o de la voz responsable: crítica, objetiva, subjetiva, etc.
·        Cuál es el tono utilizado: humorístico, irónico, sarcástico, dubitativo, tajante, etc.

      Y a continuación explicaremos el grado de adecuación de todos estos aspectos relativos a la actitud del autor, su relación con el lector y la forma elegida a la hora de llevar a cabo su acto comunicativo, indicando:
·        La vigencia, importancia e interés del tema principal del texto, en su época o en la actualidad (según sea contemporáneo, o no);
·        Si es de lectura fácil y resulta asequible para el lector medio o, por el contrario, peca de oscuro.
·        Si cumple o no con su intención comunicativa.

       Pasaríamos después a una valoración personal de las ideas del texto, de forma global. No se trata de analizar sistemáticamente punto por punto sino de enjuiciar globalmente el texto; ahora se trata de realizar la crítica propiamente dicha procediendo a extraer del texto las ideas y opiniones que nos interesa comentar, bien sean las del autor o las de algún personaje que pudiera aportar su voz, evitando en lo posible la paráfrasis, con objeto de:
·       Enjuiciar y valorar, siempre de forma razonada, esas ideas, para mostrar adhesión o discrepancia, matizar, o aportar datos o argumentos que las apoyen o desmientan.
·       Subrayar y valorar su objetividad o subjetividad, su parcialidad o imparcialidad,
·       Destacar si presenta argumentos convincentes o demagógicos, sus posibles (pero improbables) contradiccio­nes o incoherencias, si aborda el tema de forma concluyente o superfi­cial, etc.
·       Añadir algunos datos perti­nentes que sea posible aportar: relación con otras opiniones del autor o de otros escritores, relación con un contexto histórico y cultural determinado, y con una ideología o corriente del pensamiento concretas. Este punto es particularmente importante cuando comentamos un texto literario.
·       Tratar de conectar lo aportado por el texto con los conocimientos propios, acudiendo a reflexiones y argumentaciones propias.
·       Valoraremos también los recursos, estilísticos o de otra índole, que el autor ha empleado para cumplir con su intención comu­nicativa.
·       Conclusión: En ella sintetizaremos las aportaciones anteriores y emitiremos un jui­cio global, realizando una apreciación de conjunto, destacando los aspectos que nos han resultado más interesantes. Por ejemplo, la habilidad con la que se ha llevado a cabo la intención comunicativa del texto, su adecuada estructura, su trascendencia social, etc., aunque hayamos mostrado discrepancias con las ideas expuestas por el autor.

       Un error frecuente en algunos comentarios es el que consiste en el uso del texto como pretexto, la valoración crítica consiste en la emisión de juicios sobre las ideas expresadas en el texto, no en añadir allí todo un “tratado” sobre el tema para demostrar nuestro dominio en la materia. Esto es particularmente frecuente cuando se "comenta" un texto literario ya que se tiende a incluir un meritorio y completísimo estudio del autor y de su movimiento literario, pero que nada de comentario tiene.
       Otro error igualmente frecuente es la simple paráfrasis, es decir, la repetición de lo dicho en el texto pero utilizando, en el mejor de los casos, otras palabras. Esto ocurre sobre todo cuando estamos de acuerdo con las ideas del autor, lo que suele ser lo más normal.
       Nunca debemos olvidar que es muy importante poner gran cuidado en la redacción del comentario. Si hemos demostrado que sabemos leer, no lo estropeemos ahora escribiendo mal; así que la corrección ortográfica y sintáctica, un vocabulario variado y el orden y claridad en la exposición de las respuestas son fundamentales. Por otra parte, la limpieza del ejercicio y la claridad de la letra, aunque debieran ser realmente secundarios, teniendo en cuenta la situación de tensión de los exámenes, ayudan en la práctica a obtener una mejor calificación. Por ello, es conveniente reflexionar antes de escribir y repasar siempre lo escrito antes de entregar el ejercicio.