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lunes, 19 de marzo de 2012

PRIMER EXAMEN DE LA SEGUNDA EVALUACIÓN RESUELTO (TEXTO "OLVIDADAS")

OLVIDADAS
            El miércoles pasado, los talibanes pusieron una bomba en una escuela de niñas en el noroeste de Pakistán (y de paso se cargaron a tres soldados estadounidenses). Ya se sabe que los talibanes prohíben educar a las mujeres; este verano hubo 102 ataques a escuelas en Afganistán y 196 niñas fueron envenenadas. La bomba del miércoles mató instantáneamente a tres alumnas e hirió a un centenar. Es probable que después fallecieran unas cuantas más, pero eso ya no lo recogieron los periódicos.
            Hoy día importan muy poco estas víctimas. Tuvieron su momento cuando la guerra contra Afganistán, porque daban argumentos éticos a la incursión militar. Así supimos de ese infierno; de la prohibición a salir solas de casa y a estudiar, del burka y la absoluta carencia de derechos. Occidente se horrorizó, pero luego, con esa volatilidad que caracteriza a la memoria humana, nos las hemos apañado para olvidarlo.
            Y somos tan buenos en esto de la amnesia que ahora la comunidad internacional ha sacado un plan para reintegrar a los talibanes en Afganistán. Basta con que renuncien a Al Qaeda, y entonces les pagaremos 350 millones de euros para que sigan torturando a sus mujeres tan campantes. Es el cinismo de la alta política; y es el incomprensible desamparo de las mujeres en el planeta. Porque, además de los talibanes, hay otros horrores en otros lugares: lapidaciones, ablaciones, adolescentes enterradas vivas por sus padres. Como decía Gabriela Cañas en un magnífico artículo, el mundo es capaz de luchar contra la discriminación racial y, por ejemplo, en su momento se prohibió la participación en los Juegos Olímpicos de los atletas surafricanos del apartheid. Pero 26 países siguen en los JJ OO a pesar de vetar a las mujeres en sus delegaciones, porque la discriminación sexual todavía es una causa menor. Mujeres de la Tierra, olvidadas víctimas.
ROSA MONTERO. El País (09-02-2010)
Cuestiones
1. Señale y explique la organización de las ideas contenidas en el texto (Puntuación máxima: 1.5 puntos)
El texto presenta dos ideas fundamentales: el incomprensible desamparo de las mujeres en el planeta y el cinismo de la alta política, que son el hilo conductor de todo el texto.
El texto parte del atentado talibán contra una escuela de niñas en Pakistán para después generalizar, hablando de otros atentados y horrores talibanes contra las mujeres. En este momento, introduce el cinismo de la alta política, referido al trato que se le dio y que se les está dando a los talibanes, en función de intereses políticos.
A continuación, sigue generalizando y pasa a mencionar que hay otros horrores en el mundo, aparte de los de los talibanes, horrores que tienen la misma respuesta que los mencionados anteriormente: es decir olvido y cinismo.
El texto concluye con una expresión que resume todo lo dicho anteriormente, a modo de síntesis en una expresión nominal: Mujeres de la Tierra, olvidadas víctimas.


2.         2 a) Indique el tema del texto (Puntuación máxima: 0.5 puntos)
RESPUESTA:
El incomprensible desamparo de las mujeres en el planeta y el cinismo de la alta política.
Nota: Obsérvese que el tema del texto puede extraerse de una expresión del propio texto (oración temática).
            2 b) Resuma el texto (Puntuación máxima: 1 punto)
RESPUESTA:
Los atentados talibanes contra las mujeres siguen produciéndose, pero las víctimas han dejado de interesar porque han dejado de ser útiles como argumentos éticos para la alta política. Éstos y otros horrores contra las mujeres y la pasividad del mundo ante ellos hacen que las mujeres sean olvidadas víctimas.
3. Comentario crítico del contenido del texto (Puntuación máxima: 3 puntos)
RESPUESTA:
El texto que tenemos que analizar es un artículo de opinión de Rosa Montero que pretende servir para que tomemos conciencia de la lamentable realidad de la mujer en muchas partes del planeta, y para criticar la hipocresía, ineficacia y cinismo de lo que la autora llama “alta política”, única instancia que pudiera tener capacidad para solucionar algo.
Ya desde el título se nos plantea la cuestión mediante el participio en femenino “olvidadas”. El título es muy representativo del contenido del texto, ya que de alguna forma representa lo que vamos a leer a continuación. Siendo aparentemente objetivo, resulta particularmente acertado, por las connotaciones que aporta la palabra “olvidadas”. El olvido es algo terrible: lo que no se recuerda no existe, nadie muere del todo mientras haya quien lo recuerde. La autora, con plena conciencia, titula su texto con esa sola palabra, sabedora de lo que ella contiene. Sabe que las mujeres que sufren los horrores que menciona en el texto son cadáveres en vida, personas anuladas, privadas de lo más esencial de la existencia: la dignidad. Se les roba la dignidad porque se les niega la libertad, y hasta la identidad que confiere el propio rostro, que permanece oculto tras el burka.
Los talibanes son, en principio, el pretexto de la autora para presentar la terrible realidad. Se vale de ellos porque son, por los “caprichos” de las noticias, los que pueden llamar más la atención. Durante mucho tiempo han sido portada, hemos almorzado cada día con sus horrores, hemos deseado que alguien acabara con ellos: efectivamente los medios de comunicación, al servicio siempre de los poderes establecidos, lograron su objetivo de  justificar cualquier acción contra ellos, cuando la realidad parece demostrar que había otros intereses. Y si no es así, ¿cómo se explica que ahora se pretenda reintegrar a los talibanes al lugar de donde tantas vidas costó echar? ¿Acaso los talibanes han sufrido una transformación ideológica? Obviamente no. Lo lamentable es que esas noticias, como la del atentado de Pakistán, se hayan incorporado a nuestra mente como un ruido del día a día, y que ya no nos estremezca la muerte de unas niñas cuyo único pecado es querer aprender, o, tal vez, haber nacido hembras.
Se intervino en Afganistán (y se sigue interviniendo), alegando hipócritamente cuestiones éticas, las mismas que concurren en  otras muchas partes del mundo, sin que sus cínicos dueños hayan movido un dedo, ni siquiera han alzado la voz para denunciar nada. ¿Acaso las mujeres de Arabia Saudí no sufren el horror de la discriminación? Pero ese país es amigo. ¿Qué hay de los países olvidados (otra vez el olvido) de África?  Es que allí no hay nada, nada que sacar digo, ningún beneficio.
Resulta llamativo que en los tiempos que vivimos la discriminación contra la mujer siga siendo una realidad, incluso en países occidentales. No obstante, hay que reconocer que se están dando pasos importantes en este terreno, por ejemplo con la discriminación positiva, con los porcentajes de representación de las mujeres, leyes de conciliación familiar, etc. Resulta igualmente llamativo que en el ámbito de la política interior sí se adopten medidas concretas, pero que exista tanta hipocresía cuando se trata de relaciones internacionales.
La verdad es que la dificultad de las relaciones internacionales debe ser mucha: no creo que deba ser fácil imponer nuestra concepción del mundo en lugares que poseen otras culturas, forjadas a lo largo de la historia; a lo mejor tampoco nadie tiene derecho a hacerlo.
Obviamente la autora tiene razón, y Gabriela Cañas también. Hay que luchar contra la discriminación racial o la xenofobia (aún una lacra en el mundo), pero también contra la discriminación sexual y cualquier otra injusticia.
Y debemos escandalizarnos porque la discriminación exista, pero también debemos escandalizarnos porque se adopten sanciones contra determinados países por cuestiones políticas alegando motivos morales, y no se adopten contra otros donde las violaciones de los derechos humanos son sistemáticas, pero llevadas a cabo por un régimen dirigido por amigos de EEUU, o de Rusia, o de China, los cínicos de la alta política, junto a una larga lista de países cómplices de unos y otros.
No perdamos la capacidad de estremecernos y escandalizarnos por las injusticias del mundo, y el cinismo también es una gran injusticia. Si dejáramos de hacerlo, seríamos unos derrotados, unos monigotes globalizados, que quizás sea lo mismo.

4. Explica la relación que se establece entre las oraciones y proposiciones del siguiente fragmento. (Puntuación máxima: 2 puntos)
Occidente se horrorizó, pero luego, con esa volatilidad que caracteriza a la memoria humana, nos las hemos apañado para olvidarlo.
RESPUESTA:
            El fragmento propuesto está compuesto por cuatro proposiciones. La primera proposición (núcleo, se horrorizó) mantiene con el conjunto de las otras tres una relación de coordinación adversativa (nexo, pero). La segunda proposición (núcleo, caracteriza) es subordinada adjetiva de relativo de la tercera proposición (núcleo, nos las hemos apañado) y tiene la función de adyacente de volatilidad. La cuarta proposición (núcleo, olvidar) también es subordinada de la tercera, concretamente subordinada adverbial de finalidad.

          5. Características de los principales subgéneros periodísticos. (Puntuación máxima: 2     puntos)
RESPUESTA:
               La puedes encontrar en el libro de texto.

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